I.E. PNP Bacilio Ramírez Peña
Por Luis Farfán y Brigitte Sandoval
Resulta alarmante la realidad en la que se encuentran los alfareros de Simbilá; una vasta e inverosímil línea comparativa entre la pobreza y la riqueza cultural, todo ello debido al olvido histórico de las autoridades que poco o nada hacen por apoyar a estos hombres de arte. A más de 11km de Piura, entre el cruce del Trébol y la carretera hacia Sechura se halla un caserío del distrito Cataquense famoso por sus cuantiosas y recordadas manifestaciones artesanales Tallanes: la artesanía, y filigrana en oro y plata; sin embargo, esta belleza histórica parece remotarse al antiguo pensamiento del insigne Antonio Raimondi, quien acertadamente exclamó lo siguiente: “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”. Piura no parece estar lejana a esa realidad, será porque es parte de ella o por el cataclismo exacerbado de un pensamiento humanizado. La idiosincrasia y la ideología piurana se adapta a la subjetividad de una tendencia al caos, olvido y desorden; que se contrasta en Simbila: basura plagada en los alrededores de la casa del Alfarero, local construido bajo el apoyo del gobierno regional, mas parece, que la obra sólo se limita a lo material (100 mil nuevos soles) cosa que debe continuar hasta hoy con la compra y/o adquisición de un torno que mejore la calidad del producto que permanece en lo rústico desde hace más de seis siglos, una patada directa a nuestra realidad... Los artesanos ante nuestras interrogantes, soslayaron una serie de pedidos fundamentales para su progreso: la dotación de medios para el transporte de la arcilla desde La Legua hasta sus inmediaciones, el hacer posible la llegada de empresas que inviertan en tecnologías destinadas a mejorar la calidad de la filigrana.
martes, 6 de mayo de 2008
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